LÚCIDA OSCURIDAD

 



Juan, el autor, se mete con éxito que todo hay que decirlo, en el cuerpo de una mujer para crear esta novela introspectiva, intimista y clínica.
Me ha pedido que le haga el prólogo, creo, porque alguien le ha dicho que fui durante un tiempo, mucho más del que hubiera deseado, Director de un Hospital Psiquiátrico Penitenciario. Un cóctel explosivo: enfermos mentales, delitos generalmente muy graves y funcionarios – la mayoría- con escasa o nula vocación de tratar con este tipo de enfermos. El peor destino que he tenido en mi vida, cuarenta años justos en una o en otra cárcel y este el peor. Eso me llevó a afirmar – no por los enfermos, los locos que había por allí, sino por otra gente que también pululaba- que “cuando no te quieren ni te soportan en ningún sitio, tienes muchas probabilidades de acabar  en un hospital psiquiátrico”.
Juan Cruz, consigue meterse en el cuerpo de una mujer  - cosa dificilísima para un hombre que no acabamos de entenderlas nunca- que reúne dos características definitivas. Ha sido testigo de un crimen y, trabajadora de la justicia, es una enferma mental.
He ahí un revuelto difícil de digerir. El autor se ha documentado exhaustivamente y, se ve en su relato que la conoce a fondo, sobre la enfermedad mental. La enfermedad mental, ese desequilibrio incómodo, íntimo, profundo, incapacitante para el que la sufre y molesto e insufrible para quienes comparten vida y espacio con el enfermo. El enfermo mental vive en una realidad distinta y la convivencia con esa postura ante la existencia es muy difícil o casi imposible.
El autor conoce, y por eso los describe bien, los pensamientos que se imponen, las obsesiones, los miedos a no saber reaccionar cuando el monstruo se instala en la cabeza, la dificultad de vivir con,  el pánico a que vuelva lo que nos desorganizó la vida.
La enferma que protagoniza esta novela lo dice claro: la medicación me ayuda a pasar las fatalidades que mi mente me hace pasar, pero no es la solución definitiva…posiblemente solo hasta la siguiente toma.

(Manuel avilés)


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