LIBELO DE SANGRE



Hay novelas malas, buenas, muy buenas, excelentes y novelas que brillan con luz propia. Estas últimas apelan a nuestros más íntimos sentidos y quedan marcadas a fuego en nuestra retina. Libelo de sangre es una de ellas por varios motivos: su autora ha sabido plasmar con gran maestría una de las épocas más negras de nuestra historia, la inquisición española; ha compilado una trama magistral entorno a unos personajes que parecen sacados de la realidad y ha hecho que el lector se sienta parte de ella. Otra característica y quizá, la que hace de su lectura un auténtico placer, es el lenguaje tan depurado que utiliza; un lenguaje que transporta al lector al siglo XVII y le hace estar allí para observar la vida tal cuál era. El estudio tan pormenorizado que hace de la época, en un lugar tan concreto, es digno de una tesis doctoral y su máximo exponente es la propia obra. Y si nos ceñimos con ferviente pasión a lo que estamos leyendo, nos asaltarán todo tipo de sentimientos, pues la sabiduría con que su autora plasma todo lo que sucede en la trama nos deja en esta posición. 

También hay personas en el mundo que trascienden vidas con su prosa y dejan la huella indiscutible de su firma más allá de la historia que han contado. Libelo de sangre es una de esas historias que con su brava grafía consigue encandilar a los lectores más menesterosos. Es una obra de gran valor literario y estilístico que la hace poseedora de las alabanzas promulgadas por los ojos más experimentados y es, a la postre, quizá, una de las novelas por excelencia de los eruditos. Su letra brilla por encima del ornamento de su literatura, pues la pulcritud de la prosa más insistente la convierte en una maravillosa obra candente, y si añadimos trazos de verso entre sus párrafos obtenemos los más diversos elogios. Es oro puro convertido en filigrana venida de la pluma más fina y de los deseos de quién así escribe. Pasar sus páginas es rendir homenaje a tiempos pretéritos, es desgranar el pasado a través de las improntas personales de sus personajes, es retroceder hasta otras vidas para devolver parte de su legado al presente y rememorar la historia tal cual era, sin adornos ni tapujos. Libelo de sangre es de aquellas historias que quedan grabadas en el imaginario colectivo y amplían horizontes en las mentes de los cronistas.

La grandeza de una novela se mide por su inmejorable prosa, por la concreción exacta de sus palabras, por la justa medida de sus textos y por el amor que su autora pone en cada letra. "Libelo de sangre" tiene esos ingredientes, además de las diversas connotaciones que hacen que sea una obra digna de ser estudiada, ya no solo leída, pues lo que esconden sus páginas es el aprendizaje de la vida en el XVII de ese Madrid del siglo de oro donde dejaron su impronta tanto pintores (Murillo, Velazquez... ) como literatos (Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Calderón... ) La autora, Sandra Aza, ha sabido perfectamente sacar el jugo a la historia y ha hilvanado un recorrido por ese Madrid en el que no deja nada al azar, pues todo en la novela está estudiado al milímetro para goce del lector.

La obra "Libelo de sangre" está dejando huella allá por donde pasa y en poco tiempo ha conseguido embelesar a la concurrencia, que agradece haberla escrito con tanta paciencia. La pulcritud de la prosa más insistente la convierte en una maravillosa obra candente y, por tanto, es menester que la crítica más pura sea la que eleve el relato a lo más alto y haga de este un buen alegato. Es imperativo que recoja las mieses que por derecho se ha ganado, pues a las gentes ha encandilado, y si hay obra merecedora honores ingentes, sin duda esta narración merece la aprobación. 

A veces ocurre que sin buscar ninguna obra concreta uno se topa con una novela que llama la atención por su gran extensión. Poco después del título, va descubriendo que lo que tiene entre manos es la compilación de algo sin parangón, y es entonces cuando cae en la cuenta de que no se trata de un simple libelo, sino de un volumen mucho mayor, capaz de deslumbrar al lector más observador. La cadencia en sus letras hace de esta una obra de gran eminencia, cuyas frases son un recopilatorio de la más pura escritura, redactada con la pluma más recatada. Andando el camino entre sus páginas, notamos enseguida la versatilidad con que su autora crea una trama de gran calidad que rivaliza con la más exquisita narración, para deleitar el sentido como si fuera una bella canción. La obra, como han de llamar a este compendio de buena estructura está consiguiendo en el breve tiempo alcanzar las más altas cumbres de la literatura, como si bien se tratase de una buena escultura. No quedará en un simple alegato tan noble relato, encumbrará a su causante llevando la elegancia como estandarte y libelo de sangre quedará como uno de los grandes de la literatura universal. 




Comentarios

Entradas populares